¿Por qué yo voto?

Yo voto por mí. Yo voto por ti. Yo voto por ellos. Yo voto para que en Venezuela reine la paz y la democracia. Yo voto para que en mi país se respeten los derechos humanos. Yo voto por tener un futuro.

Yo voto para que los supermercados y los abastos se regocijen de comida. Yo voto para que sobre la harina pan, el aceite, la azúcar, el café, el papel toilette y todos los productos que escasean. Yo voto para que las colas interminables sean un mal recuerdo del pasado. Yo voto para poder comprar lo que quiera, donde quiera y cuando quiera. Yo voto por poder comprar sin mi número de cédula y sin mis huellas dactilares. Yo voto para que regrese todo lo que desapareció; por los repuestos de los autos, por el papel periódico, por los útiles escolares. Yo voto para que no tengamos más la inflación más alta del mundo; para que los precios no se alcen hasta las nubes. Yo voto para que nuestros salarios valgan la pena; que alcancen para comprar comida, para viajar, para comprar un carro, para comprar una casa y que aun así sobre. Yo voto para que el dinero que hay en las calles no sea papel sin valor; para que ahorrar no sea un fiasco.

Yo voto para que haya medicinas. Yo voto para que la gente no muera porque no hay con que curarse. Yo voto para que nuestros hospitales y clínicas tengan todo lo que necesiten y sean de nuevo lugares para sanar a los venezolanos. Yo voto para ir a una farmacia y comprar jarabes, pastillas, gotas y demás sin que nos digan que no hay. Yo voto para que los recién nacidos tengan donde dormir, para que los enfermos de cáncer puedan someterse a la quimioterapia y para que las radiografías no sean un bien valioso.

Yo voto para que cese la corrupción estrambótica. Yo voto para que aquellos que se proclaman socialistas dejen de vivir en casas de oro y viajar en avionetas futuristas a costas del dinero del pueblo que se han robado. Yo voto para darle la espalda a los bachaqueros, a los paramilitares armados, al abuso de la bota verde y a los malandros. Yo voto para que cese la inseguridad. Yo voto para que no tengamos más muertos violentos anualmente que Iraq en guerra civil. Yo voto para que cesen los secuestros, los atracos, los asesinatos y los robos. Yo voto para poder salir a la calle sin miedo. Yo voto por los muertos: los de la inseguridad, los de las protestas, los de todo tipo de violencia política. Yo voto por los secuestrados.

Yo voto para que tengamos una sistema educativo ejemplar. Yo voto para que todos tengan educación. Yo voto para que cese el acoso a nuestras universidades y para que tengan los presupuestos que se merecen. Yo voto para que sean centros de cultura y conocimiento y no campos de batalla. Yo voto para que nuestros profesionales no deban abandonar sus sueños o su país. Yo voto para que nuestros científicos vuelvan. Yo voto para que nuestros museos y teatros sean joyas de la humanidad y no anfiteatros políticos. Yo voto para que desaparezca la pobreza. Yo voto para que todos tengan una vivienda digna, agua, electricidad e igual oportunidades. Yo voto para que seamos un país mayoritariamente de clase media. Yo voto para que todos tengan oportunidad de salir adelante. Yo voto para que reina la cultura. Yo voto para que regrese el cosmopolitismo de Caracas. Yo voto para que cese el odio entre clases, para que dejemos de pensar como ricos y como pobres y empecemos a pensar como venezolanos.

Yo voto para que los servicios públicos funcionen. Yo voto por que regresen los empleados de PDVSA. Yo voto para que haya luz y agua. Yo voto para que Cantv, el metro y los autobuses funcionen correctamente. Yo voto para que liberen a los presos políticos. Yo voto para que no haya más abuso y represión. Yo voto para que cese el miedo y la intimidación. Yo voto para que no obliguen a mujer a comer gusanos por abuchear a la esposa de un político; para que nos golpeen, no nos electrocuten, no nos quiten el gozo que es ver el sol, no nos violen con fusiles y no nos deformen con golpes. Yo voto por los estudiantes muertos y presos. Yo voto por los perseguidos y los exiliados. Yo voto por la libertad de comercio; para que no haya más expropiaciones, no haya regulaciones ilógicas, controles cambiarios y ataques a la industria privada. Yo voto para que haya libertad de expresión; para liberarnos de la censura, para que los periódicos y los canales de televisión nos muestren la realidad sin miedo a ser cerrados.

Yo voto para que se detenga la emigración masiva. Yo voto para que volvamos a ser un país de inmigrantes y no de emigrantes. Yo voto para que regresen todos los que se fueron. Yo voto para que el piso de Maiquetía no sea un signo de tristeza si no de arte. Yo voto para que cesen las lágrimas y las despedidas. Yo voto para que dejemos de estar repartidos por el mundo. Yo voto por la juventud. Yo voto por tener mis hijos en Venezuela. Yo voto para que millones de niños venezolanos crezcan en nuestra tierra, bajo nuestro cielo, y hablando nuestra lengua.

Yo voto por remediar nuestra imagen dañada en el mundo. Yo voto para que dejen de prostituir los nombres de nuestros próceres. Yo voto para que no se aplauda la viveza criolla y la flojera. Yo voto para que haya hogares dignos; para que las adolescentes no sean madres y las madres no sean solteras. Yo voto para que dejen de decirme que no pertenezco a este país. Yo voto para que se detengan los abusos a los indígenas en Canaima y la selva amazónica. Yo voto para que este y oeste sean solo nombres geográficos. Yo voto para que dejemos de ser refugio de terroristas de todo el mundo. Yo voto para que todos tengamos una voz. Yo voto para que la desidia deje ser un símbolo nacional. Yo voto para que dejemos el salvajismo y vayamos al desarrollo. Yo voto por Gallegos, Trompiz, Soto, Cruz-Diez, Moreno, Imber, Tío Simón y todos los luceros de nuestra cultura. Yo voto por la tierra de gracia. Yo voto por el tricolor de la bandera. Yo voto el turpial, por la orquídea y por el araguaney. Yo voto para que seamos de nuevo una tierra de tolerancia. Yo voto por un cambio. Yo voto por la reconciliación. Yo voto por Venezuela. 

La Generación del Miedo y la Rutina.

        Somos la generación del miedo y la rutina. Hemos crecido en un país descompuesto; un adefesio de república donde la vida no vale nada y la moral es un ser deformado. Somos las víctimas de un experimento social, de la negligencia de una sociedad idiotizada cuya falta de ciudadanía en 1998 nos llevó a pagar sus consecuencias. Aquí estamos, mirando con envidia a todos los jóvenes del mundo a través de nuestras redes sociales; revolcándonos en la falta de futuro, de progreso, de cosmopolitismo; en la chabacanería de lo que queda de vida nocturna; en el encierro a domicilio que se ha vuelto nuestra juventud. Nos babeamos como idiotas viendo el Halloween en el resto del mundo; viendo la diversión de jóvenes que todas las tardes disfrutan de su ciudad y sus amigos; viendo todas esas maravillas que ofrece la vida en un país normal: la comida, la ropa, los museos, las actividades recreacionales. Todo lo que crecer en una revolución nos arrebató.

            Y así vivimos, a base del deseo y del miedo. El miedo a no saber si viviremos, el miedo a no saber adónde se dirige tu futuro. El miedo a que esta pesadilla no termine nunca. A que finalmente nos terminemos de volver una comunidad completamente emigrante. Ese miedo a que algún día – 2030, 2050 – nos sentemos en casas suburbanas con nietos e hijos que hablen lenguas foráneas, recordando un Ávila que más nunca vimos, con relatos generacionales que no son de heroísmo y progreso si no de nuevos nómadas modernos. Sentarse en el metro de Nueva York, año 2052, y ver una anciana venezolana narrar su travesía por el mundo una vez que abandonó Caracas décadas antes para más nunca volver.

            Y dejamos nuestras pocas esperanzas en lo poco que nos queda. En brujos y profetas, en elecciones parlamentarias. Y el miedo acecha y golpea, apareciendo con rumores macabros y desalentadores que llegan de supuesta largas cadenas de gente: que habrá un fraude masivo, que compraron a la ONU con oro, que si gana la oposición los colectivos desarrollarán una pesadilla de sangre y terror en las calles del país. Surge la depresión, pero la esperanza perdura en medio de la oscuridad.

            No es lindo vivir con miedo y no es divertido vivir con rutina, encerrado en una casa. Y así, a mi generación le ha tocado vivir los peores momentos de la historia de este desangrado país que es Venezuela. Somos la generación de la emigración, empujados por el país a las aguas del Caribe para conquistar el resto del planeta – dejando una patria en llamas atrás. Y todo por la irresponsabilidad de una generación mayor que no logró entender lo que tenían hasta que lo perdieron. 

Entrevista a Luis Molina-Pantin

Luis Molina-Pantin apreciando una de sus obras.

Luis Molina-Pantin apreciando una de sus obras.

         Tuve el placer de entrevistar a Luis Molina-Pantin, artista plástico venezolano basado en Caracas. Molina-Pantin, que fue reseñado por el New York Times, ha expuesto en Barcelona, Bogotá, Sao Paulo, Gwangju, Houston, Sevilla, Arizona, Madrid y Nueva York y varias de sus obras han sido adquiridas por museos de estas ciudades. El trabajo de Molina-Pantin trata principalmente, a través de significantes objetos vintage que él llama “arqueología urbana”, sobre Venezuela, el colapso que lleva décadas sufriendo y la cultura moderna de dicho país simultáneamente haciendo un comentario social y político.

Tony: ¿Consideras tu arte como arte conceptual o arte pop? Tomemos en cuenta que el arte pop emplea imágenes de la cultura popular o consumista mientras que el arte conceptual emplea objetos mundanos muchas veces no creados por el artista para expresar el concepto tras estos.

Luis Molina-Pantin: Arte conceptual, pero algunos confunden las dos cosas.

T: ¿Cuánta consideras que es la importancia de lo pop en tu arte?

LMP: Tiene un porcentaje de la cultura pop, por la manera de presentar a los objetos o portadas de libros, pero no lo llamaría pop.

T: Tus obras son principalmente objetos del pasado cosmopolita y consumista de una Venezuela que ya no existe y fotografías con imágenes poderosas sobre la cultura masiva, el país y en muchas ocasiones el kitsch. ¿Te consideras escultor, fotógrafo o algo diferente?

LMP: Artista plástico, es más flexible, tengo la habilidad de asumir roles para poder crear, puedo trabajar como “fotógrafo" o como “escultor”.

T: Existe una gran cantidad de críticas al arte conceptual por mostrar objetos mundanos no creados por el artista como obras de arte. Varias de tus obras son objetos mundanos pero que logran expresar un mensaje sobre Venezuela o simplemente un interesante efecto estético a base de los objetos. ¿Crees que esta cualidad tan única te logra diferenciar de gran parte de los artistas conceptuales o crees se asemejan a ti?

LMP: Trabajar con objetos es fácil para los artistas pero no para el público, la filosofía del ready-made de Duchamp lleva más de 100 años de existencia y todavía el público tiene problemas con ella. Cada artista tiene sus habilidades, no logro semejarme ni diferenciarme de los demás, simplemente hago mi trabajo con honestidad y consistencia.           

T: Damien Hirst es uno de los más celebres y controversiales conceptualistas, con obras como un tiburón disecado o un boticario con pastillas. ¿Qué opinas de su arte?

LMP: Me gusta su trabajo hasta cierto punto, he sido observador desde el principio, loúnico controversial es su éxito comercial, pero a la final como decía Warhol -“Todo artista es comercial”.

T: Una de tus obras que más me llama la atención es una serie de teléfonos ladrillos haciendo un degrade de colores. Hoy en día atraen por su apariencia vintage y nostálgica. ¿Qué quieres expresar con esta obra?

LMP: Mi habilidad como arqueólogo, esos teléfonos son muy difíciles de conseguir, es  como un lujo verlos todos juntos y además formando un degrade. También es sobre lo sensible que podemos ser con un objeto que apenas tienes 25 años de existencia.

Postales apocalípticas/Apocalyptic Post-cards (1996)

Postales apocalípticas/Apocalyptic Post-cards (1996)

T: Aquí viene una pregunta larga. Naciste en 1969. Es decir, que tu infancia y tu llegada a la adultez se dieron en un periodo interesante para el país: la Venezuela Saudita se veía cada vez más lejana; el país se hundía en crisis económica; la era de Miami, el ta’ barato dame dos y la Sifrina de Caurimare se desaparecía; y el país cosmopolita que éramos se perdía. Es decir, creciste en el periodo transitorio entre la “Gran Venezuela” de CAP y la “Venezuela Revolucionaria” de Chávez. Se podría ver a tu arte como una expresión generacional de lo que vivió tu generación (la generación X): la pérdida y transición de una Venezuela por la otra. ¿Considerarías a tu arte como una expresión de tu generación?

LMP: Si claro, mi trabajo es sobre mi entorno, pero mi formación no fue totalmente enVenezuela, tuve la oportunidad de vivir y estudiar en Nueva York, Montreal y San Francisco, donde me dio la ventaja de ver a mi país desde afuera.

T: En tu obra “Postales Apocalípticas” vemos una serie de imágenes de íconos de diferentes lugares del mundo con colores y cielos que parecieran ser guerras nucleares u otros tipos de lugares apocalípticos (lo cual me recuerda la obsesión por las bombas nucleares que se expresa en el libro “Generation X” de Douglas Coupland). Una imagen es de Venezuela pero no muestra un edificio icónico si no una torre de petróleo en fuego. Para ti, ¿La imagen expresa que Venezuela ha quedado reducida a su petróleo?

LMP: El petróleo es la imagen del porvenir y modernización del país, ese paisaje es clave para abreviarlo.

T: Tu obra sobre alcancías de bancos quebrados o intervenidos de Venezuela me parece extremadamente significativa al igual que la cantidad de libros viejos sobre temática nacional o de importancia en el país. ¿Qué expresan esos libros? ¿Se podrían relacionar con la obra de las alcancías pues ambos son reliquias de un país que ya no existe?

LMP: Sí, de ahí viene el término “arqueología urbana”, libros y alcancías es lo que básicamente he usado como material para trabajar, todo viene del  dicho-“Nunca juzgues un libro por la portada”.

T: Expusiste una exposición de nombre “Valores Humanos”, como el programa de Arturo Uslar Pietri (una vez más evocando la cultura pop del pasado),  donde expones las alcancías de los bancos quebrados o intervenidos o una botella de whisky – “la bebida nacional” – que dice perturbadoramente: tamaño familiar. ¿Por qué elegiste ese nombre para la exposición? ¿Habla de una perdida de los valores y del materialismo?    

LMP: Titulo clave sobre el rescate de los valores humanos, también tiene una doble lectura, el único programa que mi padre me decía que viera. En fin, el título y la exposición lo dicen por si solos…

T: Tomando en cuenta la temática de tus obras: ¿has visto la película Adiós, Miami? Y ¿Has pensado trabajar con el metro (y su arcoíris icónico) o con la famosa Sifrina de Caurimare cuyas cuñas para Bon Bon de Tío Rico terminaron expresando esta experiencia traumática que llamamos el viernes negro?

LMP: La vi hace años, emm, por ahora no creo.

T: Has hablado de tu búsqueda por estos objetos fascinantes del pasado como “arqueología urbana” puesto que es como una excavación de una civilización muerta. ¿Dónde consigues todos estos objetos, en especial los libros, que expresan tan bien la cultura pop de la llamada “Cuarta República”?

LMP: Eso es secreto sumarial, no debería dar recetas.

T: Tu exposición sobre la narco-arquitectura de Colombia causó mucha polémica. ¿Crees que esta narco-arquitectura puede ser considerada como una de esas mezclas tan típicas de tus obras entre cultura pop e historia de un país?

LMP: Sí, el trabajo de la narco-arquitectura es un estudio informal sobre laarquitectura híbrida. Naturalmente todo está conectado.

T: Tienes una serie de fotografías de la casa de Osmel Sousa, la cual expresa la pomposidad y lo estrambótico de dicho personaje tan importante en la farándula local (puesto que el Miss Venezuela, a pesar de sus lados oscuros, es un poder en el país). ¿Cuál es la historia de cómo llegaste a fotografiar la casa de Osmel?

LMP: Ese trabajo se hizo especialmente para la exposición colectiva “90-60-90”, que serealizó en el antiguo Museo Jacobo Borges en el año 2000, curada por Alfons Hug, quien era entonces el director del Instituto Goethe en Caracas, fui invitado a participar junto con otros artistas venezolanos y alemanes sobre el fenómeno cultural del Miss Venezuela.    

         En vez de fotografiar a las misses con sus trapos, tacones, etc… quería ir al problema de la matriz, y esa era el apartamento en Santa fe Sur donde vivía Osmel, por suerte la Organización Miss Venezuela fue patrocinante de la exposición y pude lograrconvencer a Osmel para entrar en su casa.

T: Vemos obras tuyas tales como una vista a un jardín hecha de revistas y portadas de libros sobre plantas y jardines o fotografías a set de novelas de los noventas que aparentan ser casas. ¿Estás hablando de una falsa realidad creada por el consumismo y la cultura pop? Es decir, del delirio de creer en algo artificial – lo que Baudrillard llamó la hiperealidad

LMP: Sí, es más o menos sobre el reciclaje de la imagen y sacando de su contexto original esos estudios televisivos y libros…

T: En el resto del mundo se tiene una imagen de Latinoamérica como un lugar con guerrillas, bigotes, sombreros gigantes, Macondos, plantaciones con mujeres en ruanas y burritos. En tus obras vemos otra cara de la moneda, al menos de Venezuela: consumismo, cultura pop al estilo americano, cosmopolitismo, etc… ¿Tus obras son una reivindicación de la imagen de Latinoamérica o al menos de Venezuela?

LMP: Sí, se ve en varios de mis trabajos, en vez de estudiar a las civilizaciones en “crisis” me interesan más estudiar las civilizaciones del “poder”.

T: Finalmente, en varios de mis escritos he expresado el sentimiento de que Caracas se ha vuelto Roma en el ocaso del imperio (un punto de vista que descubrí que alguien más tiene en un artículo de Caracas Chronicles). Es un antiguo imperio de la opulencia y la prosperidad que cae abandonado y tomado por bárbaros: gigantescas ruinas de hierro y hormigón. Como dijo el autor del artículo en Caracas Chronicles: Aun está el coliseo y el foro, cayéndose, pero los emperadores no existen. Aún quedan las villas como varios nobles, pero gran parte se han ido a Constantinopla. Basado en esta metáfora, ¿Tu “arqueología urbana” son las reliquias de Roma antes de los bárbaros?

LMP: Antes y después…-

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Si deseas conocer más del trabajo de Luis Molina-Pantin, puedes ingresar a su página web www.luismolinapantin.com o seguirlo a través de su cuenta en Instagram @luismolinapantin.

 

Odalisca

       Caracas es muchas cosas. Caracas es, principalmente, una caótica metrópolis africana. Es Lagos, Bamako, Conakry y Mogadishu con su crimen tropical, sus barriadas interminables y sus gobiernos de prostitutas. Caracas también es una ciudad latinoamericana de los ochentas, no sólo porque se conforma de faraónicas ruinas de ese periodo y de antes –  de los tiempos gloriosos (lo cual también la hace ser Roma en el año 400) –  si no porque está ahogada de crimen, violencia, miseria, tercermundismo y ¡Bye, bye clase media! (Brasilificación). Es Medellín en los días de Pablo Escobar y Bogotá en los mejores tiempos de la FARC. Caracas también es Beirut en la guerra civil libanesa, dividida en Este y Oeste. Es Teherán y El Cairo, ciudades alguna vez bañadas en opulencia pero hoy vueltas polvo. Caracas es como Nueva York, pasará de escoria social a faro en el mundo. Caracas es la Sucursal del Cielo. Caracas es la Sucursal del Infierno. Caracas es Brasil. Caracas es Puerto Rico. Caracas es Dubái. Caracas es Mumbai. Caracas son muchas. Caracas son pocas. Caracas es una. Caracas son todas.

       Caracas es Caracas. 


Fotos: Donaldo Barros. 

Entrevista a Ciudad de Laberintos

El ciberespacio es un enorme universo repleto de infinitos mundos que constantemente se infectan unos a otros con ideas y a su vez nos infectan a nosotros. Es una enorme red de información, un arma y un libro, y es también la razón por la que todos los seres humanos somos omnipresentes. Uno de estos mundos es Ciudad de Laberintos, una fascinante página de Facebook que funciona a manera de una Caracas virtual en la cual cientos de personas anónimas disfrutan de una dosis diaria de cultura y análisis. Pero, ¿Quien está tras Ciudad de Laberintos? ¿Que es La Ciudad de Laberintos? - he decidido hacerles una entrevista para tener un pequeño vistazo a este enorme mundo que gira en mi universo desde hace unos años. Disfruten.

- ¿Quien o quienes están detrás de Ciudad de Laberintos? 

"Hola gordo, permiteme presentarme. Yo me llamo Laura Pérez, la sin par de Caurimare."

"Hola gordo, permiteme presentarme. Yo me llamo Laura Pérez, la sin par de Caurimare."

Han sido varios los que han pasado por ciudad, ahora somos dos.

- ¿Como surgió la página y que representa para ti?

Ciudad surge como una inquietud y de la loca lógica que en ella se maneja, desde luego, tuvimos el apoyo de un profesor que luego de muchos años viviendo en España encontró esta ciudad como un laberinto.

- ¿Como ves la interacción entre la cultura que brindas y el público? 

Ciudad es eso, una ciudad, llena de cosas, pensamientos, intenciones y anonimato, por ello tratamos de no crear vinculos con la gente que nos sigue sino que interactuen entre ellos.

- Aquí viene un debate ardiente en el sector de la cultura en la Venezuela moderna: ¿Existe y prolifera? ¿Escacea? ¿O Existe más no le llega, o no tiene, al público? 

La cultura es todo, aunque se crea que no se tiene ella está allí, lo que falta es información y ventanas y es allí donde Ciudad tiene su sentido.

- En cuanto a la literatura, ¿Crees que hay decadencia en la literatura venezolana?

Pensamos que hay buena literatura pero pocas editoriales, de hecho, recomendamos hace poco el libro Cadáver exquisito de Norberto Jose Olivar.

- ¿Que crees que hay que cambiar o crear en el ámbito de la cultura venezolana?

Como dije la cultura es todo, pero la deformación de los valores cívicos y las malas costumbres unidos a malos servicios han hecho de esta ciudad un laberinto de Minotauros que nos devora cada día.

- ¿Consideras que la globalización es beneficiosa para la cultura nativa o un arma de exterminio? 

La globalización es otro punto de vista.

- ¿Te gusta Caracas? 

Si me gusta y es lo que hay... en realidad le tenemos fe a Caracas.

- Caracas es un museo de arquitectura modernista ¿Consideras que la ciudad está devastada y decadente? 

 Son palabras duras, pero suponemos que Caracas como ciudad cayó en un coma del cual tendrá que despertar... pero necesita mucha ciudadanía para eso.

- Si pudieras quitar algo de Caracas o remodelarla como Haussman, ¿que harías? 

De hacer, empezaría por realizar aquellas obras públicas que fueron planificadas y dejadas de un lado para formar parte de nuestra utopía

- ¿Que le agregarías a Caracas?

Mas línea de Metro y un cero mas al precio de la gasolina.

- Las megalópolis como Caracas crean varias culturas urbanas que conviven y chocan en sus hábitats de concreto. En Caracas esto se refleja principalmente a través de las clases sociales. ¿Como crees que esto permea en el habla, la moda, la ciudad?

Todos nosotros hemos viajado a distintas ciudades del mundo y es igual allá como aquí, la diferencia está en el respeto y la tolerancia, lamentablemente, los políticos saben poco de eso.

- Viendo los ideales estéticos de la izquierda revolucionaria históricamente - con la exaltación del gusto y la estética del proletariado -, ¿crees que Caracas y su vida urbana - el habla, la moda, la cultura - ha cambiado? 

Pues, somos muy jóvenes para hablar del pasado con certezas.

- A tu parecer, ¿existe un choque urbano entre la Gran Venezuela - la de la sifrina de Caurimare - con la Venezuela revolucionaria?

Los choques culturales y sociales siempre existiran y conviven en las ciudades del mundo, pero la política hizo una bandera de ello, y allí fue cuando se perdió la 4ta república.

 - ¿Que es lo que más te gusta de Caracas?

El verde que se impone al hormigón, desde luego, hay mas cosas pero pertenece a nuestra ecología ciudadana.

- Finalmente, ¿Para ti, Caracas es una o Caracas son muchas? 

 Caracas es una probabilidad, por tanto, es muchas.-

Caracas, la gentil

Caracas, la gentil

"A la falda de un monte que engalana

feroz verdura de perpetuo abril, 

Tendida está cual virgen musulmana

Caracas, la gentil"

-  Manuel García de Quvedo, oidor de la Real Audiencia de Guadalajara. 

 

 

El Fin de una Dinastía

Mostrando con orgullo su idiosincracia venezolana, gran delirio petrolero, Michelle Castello-Rivedeneira y su hija adolescente Soraya entraron a una tienda de departamentos en la ciudad de Miami. Era el verano de 1996 y la familia había ido a Miami de "shopping", como era lo habitual. 

Viasa

Viasa

Haciendo bombitas de gomas de mascar, Soraya, una Cher Horowitz criolla, vio como un vendedor traía cajas de zapatos a manera de columnas con una sonrisa de oreja a oreja. El vendedor sacó los zapatos y madre e hija se probaron una gran cantidad de estos. Prada, Gucci, Versace, y Chanel fueron y vinieron. 

- Me llevo este, este, este y este. - Dijo Michelle señalando tacones azules y sandalias de plataforma. - ¿Tienes este en talla 9?

Michelle sacó su American Express negra y el vendedor sintió un placer casi orgásmico al ver a la tarjeta pasar por la maquina. Había logrado vender una docena de zapatos y pronto vendería más, pues una venezolana hermosa de labios rojos y sedosa cabellera azabache entraba a la tienda.  

- Oye, las venezolanas acaban con todo. - le dijo el vendedor positivamente, con su acento cubano, a la cajera mientras Michelle y Soraya salían de la tienda cargando varias bolsas. 

Un día, Soraya despertó y vio que los noventas habían pasado, llevándose a las Spice Girls y a los Game Boy color, y había entrado el siglo veintiuno. Vino la Revolución Bolivariana, la bandera recibió una estrella nueva, la harina desapareció, RCTV se fue del aire y los lujos se extinguieron. 

Soraya entró al 2014 casada y tratando de entender una jerga nueva. Aun manteniendo su orgullo de venezolana saudita, una ridiculez anacronista para las colombianas al lado de ella, Soraya pidió un par de botas negras en una tienda por departamentos en Miami durante la semana santa de ese año. 

Soraya las observó y observó, analizando si comprarlas o no. No quería gastar los dólares - que había conseguido tan difícilmente en el mercado negro - en cualquier cosa. Soraya exhaló y observó al vendedor argentino. 

- Ay señor, no se si comprarlas. 

- Cómprelas. - Le dijo - que después vienen las brasileñas y acaban con todo. 

Soraya miró al vacío, exhalando su gloria muerta.